jueves, 27 de enero de 2011

Recetas, recetas y más recetas

Hace tiempo la preocupación en el gasto farmacéutico era el precio de los medicamentos, pero llevamos unos meses (casi años) en los que la preocupación se traslada más al elevado número de recetas que se dispensan, ya que los precios de los medicamentos no han subido de forma importante.
Es cierto que hay medicamentos muy caros, pero realmente es difícil determinar si es caro o es barato… depende de los resultados que se obtienen y con qué lo compares. Hay algunos casos que son evidentes, como los medicamentos equivalentes, con el mismo contenido, misma dosis y forma farmacéutica, en los que como ya dije en otro post, se me antoja complicado tener que pagar más por uno que por otro, máxime si consideramos que estamos hablando de dinero público y de una época en la que a todos nos están recortando.
Pero lo que yo quería plantear hoy es el tema del mogollón de recetas que se hacen y se dispensan, esos aumentos año tras año y mes tras mes. Aquí por una vez podemos decir que hemos sido de los mejores, ya que en el mes de Diciembre Extremadura ha sido la única Comunidad Autónoma con menos recetas que el mismo mes del año anterior. Pero no nos engañemos, son datos que alegran un poco la vista, que hacen pensar que las cosas van mejor… pero que el mes que viene pueden ser malos como no trabajemos en pro de controlar el número de recetas.
Y ahí está el problema: ¿Cómo controlar el número de recetas prescritas?, sinceramente creo que hay que actuar sobre la demanda, sobre el paciente que acude al médico. Es evidente que también el médico tiene su responsabilidad, pero aquí hay una parte que quiere recetas y otra parte que no tiene interés en prescribir más, sino en prescribir lo que considera necesario. ¿A alguien se le ocurre una solución mágica?
Hemos pasado de una época en la que los nuevos medicamentos sustituían a los que ya había, en los que se le cambiaba el tratamiento al paciente, a otra en la que los nuevos vienen a sumarse a lo que ya hay, por lo que el paciente sigue con su tratamiento habitual y un par de cositas más de regalo. Todo esto sumado a la medicalización de la vida, un término que cada vez nos suena más y que es una buena excusa para escribir una próxima entrada en el blog (a ver si esta vez no tardo tanto).
Y pasando a los libros, estoy leyendo el último de Ken Follet y me está gustando. Reconozco que a un tipo que escribe una obra como Los Pilares de la Tierra hay que respetarle mucho sólo por eso, aunque también nos ha colado cada leño que ya le vale. No obstante, La Caída de los Gigantes me está gustando, creo que puedo aprender bastantes cosas leyéndolo. Aunque al hilo de lo que hablábamos de la medicalización de la vida, el libro "Medicamentos que nos enferman" de Ray Moynihan sería recomendable, creo que es un poco catastrofista a veces, pero no deja de ser interesante y muy documentado.